Y es que, si una de las tres ciudades visitadas tiene monumentos sublimes, cualquiera de las otras dos no le anda a la zaga.
Comenzamos nuestra andadura en Granada, donde el que la visite por primera vez, no podrá por menos de extasiarse con ese paseo a lo largo del Darro ("Paseo de los Tristes") hacia el Albaicín, desde donde se divisa el conjunto de la Alhambra, y desde donde descendimos hasta la Catedral y Capilla Real, a través de la Alcaicería. Por la tarde, después de reponer fuerzas en algún rincón típico y recoleto de la ciudad, la visita a LA ALHAMBRA, acompañados de nuestros expertos guías, Felipe o Marian, colmó todas nuestras expectativas.
El sábado continuamos viaje hacia Córdoba, otra joya de nuestra Andalucía, donde la guía Genoveva, captó nuestra atención desde el primer momento, para poder apreciar y admirar la inmensa monumentalidad y riqueza que encierra ese monumento único como es el de LA MEZQUITA, así como la belleza y frescura de sus calles y floridos patios.
¿Y qué decir de Sevilla, donde hemos realizado la última etapa de nuestro viaje? Si perplejos nos dejó la visita de la Plaza de España (..."y la hicieron con intención de derribarla al acabar la exposición internacional"), no menos entusiasmo nos proporcionó la visita de la Catedral, con su Giralda, y sobre todo, la visita de los Reales Alcázares, una de tantas joyas que nos dejó el pueblo árabe de su paso y estancia en nuestra "piel de toro". La guía, Beatriz, estuvo también estupenda. En Sevilla tuvimos también tiempo suficiente para pasear por sus animadas calles, visitar La Macarena, El Cristo de los Gitanos, El palacio de Dueñas, y para finalizar, El Barrio de Triana, la última mañana, antes de que nuestro autobús, nos llevara a la estación de Santa Justa, en la que cogimos ese invento moderno tan eficaz, denominado "ave", que en tres horas y cuarenta minutos justos, nos dejó en nuestra querida Zaragoza, donde reinaba un frío inusual para estas fechas.
No seríamos justos si en esta breve reseña, no mencionáramos la labor desarrollada por el guía que nos acompañó durante toda nuestra estancia, Francesco, quien se ganó el afecto y cariño de todos nosotros, por su afabilidad y profesionalidad, y porque cumplió otras muchas funciones que no estaban enmarcadas dentro de su trabajo, muy bien secundado por el apuesto (aunque un poco tímido) conductor, Abelardo. A los dos os tenemos todos en nuestro recuerdo, y muchas gracias.
Creemos que ha sido un viaje acorde con el programa preparado, correcta la relación "calidad-precio", y del agrado de al menos de la mayoría de los participantes, como ellos han demostrado. Y si alguien ha vuelto "algo decepcionadico", lo sentiríamos mucho, y haremos lo posible para que en próximas ocasiones no ocurra así. No querríamos dejar de destacar el buen comportamiento de todos los participantes, acudiendo siempre puntuales a las citas, y participando activamente en las actividades. ANTONIO ANGULO.