martes, 22 de marzo de 2016

VISITAS DE LA OBRA DE RICARDO MAGDALENA


VISITAS DE LA OBRA DE RICARDO MAGDALENA

Los pasados días 11 y 18 de marzo, llevamos a cabo las visitas programadas para admirar la gran obra del arquitecto municipal RICARDO MAGDALENA, quien desde 1885 hasta 1910 fue poblando nuestra ciudad de edificios estupendos, todos ellos con una finalidad muy concreta e importante.

Comenzamos nuestra ruta en la antigua Facultad de Medicina. Antes de entrar hice una breve introducción a la biografía de Don Ricardo, su fecha de nacimiento (3-02-1849) y edificios que él proyectó y construyó. Su primera obra fue la Iglesia de Garrapinillos, ya que su proyecto fue premiado en el concurso convocado al efecto. Desde entonces pasó a convertirse en el Arquitecto Municipal, cargo que desempeñaría hasta su muerte en marzo de 1910. Después sería la gran obra del Matadero Municipal la que le daría renombre, y a continuación, su obra capital que fue la Facultad de Medicina y Ciencias, inaugurada en 1893.

Para la visita del interior de la Facultad tuvimos como guías, dos personas cada día de la Universidad de la Experiencia. Ellos nos describieron los datos más importantes del edificio, a la vez que nos fueron enseñando las diversas salas que en el piso superior conserva el edificio: Sala de Amar y Borbón, sala de las Heroínas, el Aula Magna, donde tantos personajes famosos dieron sus clases y discursos, como Ramón y Cajal, y el propio Einstein, que en 1923, pronunció una conferencia en alemán para los privilegiados alumnos que pudieron asistir. Y como colofón, la maravillosa sala del Paraninfo: todos nos quedamos con la boca abierta admirando esta “joya de la Corona”. Por último bajamos a la biblioteca, diseñada íntegramente por Ricardo Magdalena, junto con los muebles que albergan centenares de libros valiosísimos, incluidos los incunables (anteriores al año 1500). Nos despedimos  de las dos personas que tan amablemente nos acompañaron cada uno de los días, agradeciéndoles sus informaciones y su afecto.
Seguidamente nos dirigimos hacia la Plaza de los Sitios, para visitar el edificio del Museo Provincial, que junto a otro gran arquitecto, Julio Bravo, construiría como pabellón fijo para la exposición hispano francesa de 1908. Allí, a las 11,30 nos esperaba la estupenda guía, Ana, que con mucha energía y buena voz, nos explicó el “porqué” de la construcción de este edificio del museo, y de todos los que quedaban de 1908, fecha de la exposición hispano-francesa.

Contemplando el maravilloso “Monumento a los Sitios”, de Agustín Querol, ubicado en el centro de la plaza, nos describió  el panorama que tenía la ciudad en 1907: una ciudad obsoleta, cuyo núcleo tan sólo ocupaba desde la plaza de España hasta la del Pilar, con callejas estrechas, insalubres y poco aireadas. Por recomendación de muchos personajes importantes  (Basilio Paraíso, Joaquín Costa…) se decidió que había que agrandar la ciudad, que había que abrirse al progreso, a Europa. Y para ello había que confraternizar con nuestros vecinos los franceses, que eran el paso para Europa. Y a este fin, nada mejor, aunque no sin polémica,  que la celebración de una exposición hispano-francesa, construyendo pabellones y edificios en toda esta zona, algunos de los cuales serían efímeros, y otros para perdurar en el tiempo. Entre estos últimos están el Museo Provincial, la Escuela de Artes y Oficios, el Colegio de la Caridad y el Quiosco de la Música
Después de explicarnos Ana la hermosa fachada del Museo, pasamos al interior para admirar el patio, de estilo renacentista aragonés, la caja de la escalera que sube al ala de Pintura, donde se encuentra el friso en el que están representados personajes históricos de la época de los Sitios (Palafox, Agustina Zaragoza, Manuela Sancho, Casta Álvarez…).

Al llegar esta hora de la densa visita, los dos días algunos de los asistentes dieron la actividad por terminada, pero un grupo más reducido, continuamos a pie hasta el antiguo Matadero Municipal, otra gran obra de Ricardo Magdalena que fue inaugurado en 1885, y que, según se cuenta, sirvió de modelo para otros muchos mataderos de Europa. Funcionó hasta 1978, y hoy en día el edificio se ha reutilizado muy dignamente como centro de diversas actividades culturales (Centro Cívico, Biblioteca Municipal, Centro Cultural Juvenil…).
Aquí, en el antiguo matadero, contamos los dos días con sendos guías de excepción, ambos compañeros nuestros de la ruta, los cuales por sus negocios familiares, fueron habituales visitantes del lugar en otros tiempos, para contratar allí las materias primas para sus establecimientos de carnicería: ellos fueron Pepe Palomero, el primer día,  y Gregorio Morata, el segundo. A ambos se les notaba embargados por la emoción del recuerdo, cuando nos explicaban a qué estaban dedicadas cada una de las grandes naves (la del porcino, la del lanar, la del vacuno), cómo se realizaba el sacrificio de los animales y cómo se hacían  las contrataciones del género para sus negocios particulares. Os quedamos todos muy agradecidos a los dos, por vuestras explicaciones, que fueron un hermoso complemento para esta visita que esperamos haya sido también muy grata para  las casi setenta personas  que la realizaron. Don Ricardo Magdalena: Desde la Asociación Arredol es nuestro pequeño homenaje para usted. La Vocal de Cultura: Maribel Loscos.


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