EXCURSIÓN
A“EJEA DE LOS
CABALLEROS”
ORGANIZA: ASOCIACIÓN ARREDOL
El pasado sábado, día 24 de
noviembre, como teníamos previsto, un buen grupo de componentes de nuestra
Asociación nos trasladamos hasta EJEA, donde pasamos un excelente y
cultural día, de acuerdo con el programa que nos habían preparado al respecto.
Y por cierto que, el lema que nos habían propuesto “EJEA
por descubrir”, cumplió ampliamente nuestras expectativas,
ya que, al menos los que solo habíamos estado en Ejea un poco de pasada, no nos
imaginábamos la cantidad de tesoros y curiosidades que en esta localidad se
encierran.
Comenzamos nuestra actividad con la
visita de Acuagraria, donde nos esperaba Clara para hacernos vibrar ante un espacio dedicado al recuerdo y la emoción. Sus
más de 2.800 metros cuadrados muestran las raíces y la evolución de la
agricultura, gracias a la más
impresionante colección de maquinaria agrícola antigua, que lo convierte en el
museo agrícola más espectacular de España. Y sobre todo, como diría el “tío
Jenaro” de mi pueblo, a “los que semos de
pueblo”, y tenemos cierta edad, todas estas cosas nos traen muchos
recuerdos, unos agradables y otros no
tanto.
Seguimos con la vista a La Botillería, un espacio gastronómico
en el que degustamos magníficos sabores
de la Comarca de las Cinco Villas, vinos
y productos delicatesen, elaborados artesanalmente con las mejores materias
primas. Cristina, nos explicó las excelencias de los vinos ecológicos
elaborados por la bodega Señorío de las
Cinco Villas, los cuales pudimos degustar con gran satisfacción, a
juzgar por las adquisiciones que hicimos
muchos después en esa tienda montada con tanto gusto.
Después de un breve descanso para
callejear y tomar el “vermut”, nos
esperaban en el Restaurante El Salvador,
donde se portaron extraordinariamente con nosotros, sirviéndonos una excelente
y variada comida. Es un sitio de los que se deben recomendar a los amigos. Yo,
personalmente no me despido de volver pronto por allí.
Ya, por la tarde, terminamos nuestra
andadura en el Museo de la Espiral,
donde Carmen nos guió, explicándonos de forma muy amena las distintas etapas de
la historia de Ejea, expuestas en el mismo de forma muy didáctica y
entretenida.
Nos volvimos a Zaragoza con una
pequeña espinita clavada en nuestras carnes, al no poder contemplar por dentro
los tesoros artísticos que encierran las iglesias de El Salvador y de Santa María,
teniéndonos que conformar con verlas por fuera, con las explicaciones de Paco Lázaro (ejeano que, por cierto y
dicho sea con todo el afecto, disfrutó en su pueblo natal “como un gorrino en un campo de coles”, y las anotaciones de
nuestra Vocal de Actividades Culturales, Maribel.
Gracias a los dos. Otra vez será.
Antonio Angulo
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