lunes, 26 de octubre de 2015

HICIMOS LA “RUTA de LAS HEROÍNAS” (23/10/15)


HICIMOS LA “RUTA de LAS HEROÍNAS”

            El viernes, 23 de octubre, nos reunimos en la plaza del Portillo unos cuarenta asociados y asociadas para realizar una de las rutas culturales más interesantes que hemos hecho hasta el momento. Después de rutas anteriores, como la romana, la renacentista, la mudéjar…, esta ruta de “Las Heroínas” ha sido, a mi parecer, una de las más enriquecedoras. Para la visita contamos con la extraordinaria colaboración de Don Carlos Melús, actual Presidente de Honor de la Asociación Cultural “Los Sitios”, quien, con una enorme y clara oratoria nos dio toda una lección de historia de Zaragoza durante los crueles 1808-1809. La Guerra de la Independencia fue una durísima prueba que superaron dolorosamente los habitantes de aquella época en nuestra ciudad. Hubo más 13.000 personas que combatieron contra los franceses con toda clase de “herramientas”; de ellos tan solo 2.000 eran soldados.
            De entre todo este grupo de valientes, vamos a hacer una mención especial de ese numeroso grupo de mujeres que pelearon, unas como hombres, y otras ayudando a retirar muertos del campo de batalla, o a curar heridos, o a llevar víveres para alimentar a los combatientes. Durante esta mañana pudimos conocer y admirar las heroicas gestas de todas estas mujeres.
            Empezando por la conocida Agustina Zaragoza, o de Aragón, siguiendo por Manuela Sancho, Casta  Álvarez, Juliana Larena, y la tremenda labor que ejerció desde su palacio la Condesa de Bureta, ofreciendo su casa para hospital, refugio y albergue de necesitados, confeccionando vendas y colchones para los heridos, y proporcionando alimentos a quien los necesitase.
            Carlos Melús nos hizo una introducción magistral del porqué empezó esta guerra, una guerra que en un principio no estaba pensada  contra nosotros, pero luego, Napoleón y su ejército vieron al llegar a nuestras tierras la ocasión de ejercer una conquista más.
            Después de esta charla introductoria, Carlos nos llevó al interior de la Iglesia del Portillo, donde, junto al Altar Mayor se encuentra la capilla de las Heroínas, una bonita capilla dedicada a todas las heroínas conocidas, porque seguramente hubo muchas más que defendieron “con uñas y dientes”, “navajas y cuchillos”, sus casas, su familia y su patrimonio. Hizo una mención especial de Josefa Amar y Borbón, una figura muy culta  e inteligente de la Ilustración, que escribió y defendió los derechos de la mujer.
            Seguimos nuestra visita, parándonos delante de la esbelta plaza de toros, donde Carlos aprovechó para contarnos la historia de la misma y por qué fue construida, causa que impresiona al pensar  la buena idea que tuvo Don Ramón Pignatelli de emplear los ingresos de los festejos taurinos para el mantenimiento de la Casa de Misericordia (Hospicio y Hogar Pignatelli).
            Continuamos nuestro camino hacia la Casa General de las Anas, conocida normalmente como “el Noviciado”, situada junto al Hogar Pignatelli, donde ellas hasta hace años cuidaban de los niños y niñas, que allí crecían, se formaban y educaban. Esto fue un gran descubrimiento, pues, la monja que nos recibió (“otra heroína anónima, que no nos dijo ni su nombre”), con una fuerza especial o especie de “aura”, nos explicó cuál era la labor  de este centro, antes y ahora. Allí se encuentra enterrada otra gran heroína, la madre Rafols, quien con gran coraje se dirigió cara a cara al capitán francés para pedirle agua y alimentos para los heridos del hospital de Gracia, donde ella ejercía su labor de enfermera. En recuerdo de la madre Rafols, hay un humilde pero entrañable museo, donde se guarda la cama donde murió y otras muchas cosas personales, algunas muy curiosas, como los instrumentos que ella empleaba para curar a los enfermos, o las flores que fabricaba y troqueles que utilizaba.
            Por último, Carlos nos pidió cinco minutos más (“que luego fueron veinticinco, para nuestro bien, claro”) para detenernos ante la estatua ecuestre de Palafox, donde nos explicó el tremendo proceso que llevó a cabo la Asociación de los Sitios, y él personalmente, para conseguir la financiación y posterior elaboración y colocación de este monumento. Una estatua que luce flamante y gallarda en la plaza José Mª Forqué
            Y nada más, aunque habría mucho más que contar… Añadir que cuando Zaragoza con miles y miles de muertos capituló, Consolación Azlor de Villavicencio, la Condesa de Bureta, lloró impotente y desconsolada ante la capitulación. Tanta lucha y tanto dolor no habían servido para nada, y además, su propio esposo, Pedro Mª Ric, fue el que firmó las capitulaciones con los franceses.
            Este es un breve resumen de la realización de esta ruta que, espero que los que la hicisteis con nosotros, os gustara tanto como a mí, y añado que es posible que algún día la podamos repetir para aquellos que no pudisteis asistir.
            Un saludo. Maribel Loscos. Vocal de Actividades Culturales.

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