PALACIO DE LA REAL
MAESTRANZA DE CABALLERÍA DE ZARAGOZA
Para el próximo día 11 de marzo, sábado, nos ha preparado nuestra Vocal de Cultura, Maribel, la visita del PALACIO DE LA REAL MAESTRANZA DE CABALLERÍA DE ZARAGOZA. Si te interesa la visita, ponte en contacto con ella, para que te apunte. Como la demanda ha tenido mucha aceptación, haremos dos grupos: uno para las 12 horas, y otro para las 12,30. La visita es gratis para mayores de 65 años. Pero hay que presentar el D.N.I. (Como todos tenemos un aspecto tan juvenil no se fían de los años que llevamos encima...).
Este Palacio renacentista aragonés conocido como casa de
Miguel Donlope o de la Real Maestranza de Caballería por servir de sede a esta
Real Corporación Zaragozana.
Construido
durante la tercera y
cuarta década del siglo XVI es un ejemplo del modelo de
casa-palacio aragonés.
Lo
mandó edificar D.
Miguel Donlope, notable jurista zaragozano, miembro de una
importante familia aragonesa oriunda de Montmesa (Huesca). Ostentó durante largo
tiempo el cargo de abogado de la Ciudad, lo que lo convertiría en uno de los personajes
con más poder de Zaragoza. Gran conocedor de las tesis erasmistas, y con un
origen converso, muy pronto fue investigado por la Inquisición, de la que
escapó convirtiéndose en “familiar” del Santo oficio en Zaragoza.
Su poder ciudadano
quedó plasmado en el lugar elegido para su palacio, justo detrás de la Seo. Se
desconoce quién fue el maestro de obras, pero en su construcción trabajaron el
cantero vasco Juan de
Landernain, autor de las columnas del patio y de la portada
(hoy desaparecidas) y el logroñés Pedro
Rebollo, rejero del rey, quién se encargó de las rejas de los
vanos, además de los fusteros Jaime
Fanegas (autor del alero) y Bernat Giner.
La
estética de la fachada
de este palacio señala los avances renacentistas que definen ambientes nuevos
de una ciudad del siglo XVI muy diferentes de fachadas anteriores muy austeras
y menos evolucionadas. Con huecos rejados en la planta baja, más reducidos en
la planta noble y mirador coronado por alero, responde a fachadas similares de
otros palacios anteriores, pero su elaboración reflejan ya una preocupación por
una valoración estética del exterior de la vivienda.
La
disposición regular de los vanos y la distinción tripartita de la fachada
reflejan un orden estético. El
mirador, tan típico en los palacios aragoneses, tiene ventanal
doblado, óculos en los antepechos y resaltes en parte baja, en la línea de
pretiles y en el arranque de arcos de medio punto, estética que responde al
nuevo tipo diáfano y de efecto plástico de las nuevas casas zaragozanas del
renacimiento.
El alero, uno de los más espectaculares de los
palacios aragoneses, es obra del fustero Jaime Fanegas, es de los primeros
elaborados respondiendo al tipo clásico del momento. Reproducen, en madera, las
cornisas de los tratados renacentistas que poseía Jaime Fanegas, el artífice
más vanguardista de su época. Personaje inquieto y polifacético, responde al
prototipo de hombre renacentista; aparte de fustero, es inventor de ingenios
hidráulicos, descubridor de minas, constructor de puentes (como el que realizó
sobre el Ebro) y autor de un proyecto para extraer madera del Pirineo para
abastecer las galeras de Felipe II.
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